"¿Me permite la palabra?"

Una mesa grande con dieciséis sillas alrededor, un  cuadro de San Miguel Arcángel  y un retrato de Miguel Grau son los elementos que llaman la atención en la sala de conferencias de la Municipalidad de Piura. La sesión de  consejo  programada para las once de la mañana inicia con cuarenta y cinco minutos de retraso.
El primero en llegar es  Juval Córdova. Llega exactamente a las once, saluda a unas cuantas personas de la sala, se sienta y empieza a revisar los periódicos.
Luego aparece Julio Flores con un par de llaves a cada lado del pantalón, lleva sobre la cabeza unos lentes oscuros, una coca cola entre las manos y un folder con periódicos y algunos documentos.
Los dos regidores se saludan y conversan sobre lo que será la sesión. El regidor Félix Chang no termina de entrar y dos periodistas lo interceptan. Un fotógrafo aprovecha para hacer unas tomas, mientras la gente va llegando y ocupa las primeras filas de la sala.
Luis Neyra llega treinta minutos después y simulando tener una arma entre sus manos apunta hacia la cabeza de Juval sin que este se de cuenta. Un segundo después lo saluda con una palmada en la espalda y se sienta junto a él.
La sesión parece empezar. El tono de un celular con la particular música de la película Psicosis sirve de cortina musical para la llegada de la alcaldesa. Mónica Zapata sale de una oficina se sienta, prueba el micrófono y pide disculpas por llegar casi una hora después de lo programado. Explica que tuvo un compromiso, que ha recibido un cheque por 4 millones y algo más de dinero, no dice por qué ni para qué. 
Toma el micrófono y organiza la sesión. El primer punto: informes y pedidos; mientras el regidor Rolando Gutiérrez habla, un señor reparte refrescos entre las personas de la mesa y la alcaldesa revisa algo en su bolso.

Mónica Zapata le cede la palabra a Juval Córdova. Él informa sobre las reuniones que ha tenido para tratar las posibles estaciones de gas en Piura. Luis Neyra contesta  su celular. La alcaldesa simula hacer anotaciones.
Es el turno de Julio Flores. El regidor pide que el pueblo sepa más sobre la verdadera función del SATP. Luis Neyra pide la palabra y la alcaldesa se hace la desentendida.
-        Una vez más: alcaldesa ¿me permite la palabra?
-        Señor Julio continúe, por favor. Responde ella.
Ahora sí,  el señor Neyra  puede hablar. Alterado  pide al pleno de consejo se realicen más sesiones ordinarias mínimo dos y máximo cuatro como lo exige la ley. La alcaldesa trata de calmarlo con un gesto y le concede la palabra a la regidora Martha Cajas.
La regidora está hablando, y al otro extremo de la mesa Juval Córdova y Luis Neyra revisan los periódicos, la alcaldesa juguetea con el cable del micrófono  y entre el público, un hombre se recupera de sus malas noches camuflado bajo sus lentes y apoyado en una de sus manos.
La sesión estaba ahora encauzada en una discusión que parecía no tener salida. Se discutía si se apoyaba o no a una congresista representante de Piura. Uno decía que no había razón de estar discutiendo eso, otro argumentaba que es obligación hablar el tema y llegar a un acuerdo, mientras la alcaldesa solo calmaba los ánimos y una que otra vez mostraba estar de acuerdo con un movimiento de cabeza.
Eran la una de la tarde y el mismo hombre que repartió los refrescos ahora sirve unos recipientes con algo de comida en el interior. Mientras uno de los regidores habla, Luis Neyra saborea lo que le acaban de servir y comenta con su compañero de  lado. 
La reunión  termina después de una que otra discusión, después de que la alcaldesa se limitase a ceder la palabra y que uno que otro dormitara en plena sesión.
Por Claudia Ruiz

1 comentarios:

Maricarmen Ortega dijo...

Me imagino muy bien los incòmodos y desesperantes momentos en una sesiòn de consejo, donde la alcaldesa y sus regidores nunca pueden ponerse de acuerdo en un punto, sin alzar la voz o pedir constantemente la palabra.

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