Estamos partidos

Los partidos políticos tienen la función de representar a los diferentes sectores de la sociedad. Deben agrupar a las voces que proponen cambios, y a los que deseen intervenir en las grandes decisiones del estado. La ley de partidos políticos dice en su artículo 2° que uno de los fines de los partidos es “contribuir a la educación y participación política de la población, con el objeto de forjar una cultura cívica y democrática, que permita formar ciudadanos capacitados para asumir funciones públicas”.

En el pasado proceso electoral en el Perú se presentaron 24 candidaturas a la presidencia de la república, el mayor número de candidatos en la historia de nuestro país. Es decir, se formaron 24 partidos políticos distintos. En lo que va del año, existen 87 propuestas de partidos políticos en el Organismo Nacional de Procesos Electorales. Ahora, ¿más partidos políticos nos aseguran que funcionará mejor la democracia? O en todo caso ¿aseguran mayor participación ciudadana?

En teoría la respuesta sería sí. Mientras haya más partidos políticos debería haber mayor actividades de cooperación y proyección social; más planes, ideas y programas que reflejen propuestas para el desarrollo nacional, y así podríamos seguir nombrando muchos más aportes, todos estos mencionados en la Ley de partidos políticos publicada en el año 2003.

Sin embargo, tenemos la peor evaluación de los partidos políticos, después de Bolivia, y el más bajo nivel de confianza en ellos. Tenemos también la peor percepción respecto al funcionamiento de nuestra democracia, comparada con otros países. Así lo publica el informe del Latinobarómetro del año anterior.

Si vemos el caso de Brasil, nos damos cuenta que en esta país tan solo se presentaron siete candidatos a la presidencia, de los más de treinta partidos políticos que existen. ¿Porqué en Brasil, el quinto país con más habitantes en el mundo, postulan siete a la presidencia, y en nuestro país lo hicieron más de veinte?

Según Sandra Orejuela, experta en comunicación política, no se les puede llamar “partidos políticos” a todas aquellas instituciones que cumplen con los requisitos para poder serlo. Esto debido a que un verdadero “partido político” es aquella institución que conserva unos ideales, una historia y unos fines específicos. Además debe realizar todos aquellos fines mencionados al principio. Orejuela afirma que los partidos políticos actualmente se encuentran en crisis, no financiera, si no por la percepción que tiene la población sobre ellos. Asegura que esta etapa comienza desde la época de ex presidente Alberto Fujimori.

“En el Perú hemos tenido ya más de diez casos de transfuguismo, muchos de ellos en la época de Fujimori, lo que demuestra que los partidos carecen de ideologías”, asegura Orejuela.

Los últimos casos conocidos de transfuguismo fueron los de los actuales congresistas Carlos Torres Caro y Álvaro Gutiérrez Cueva. El primer de ellos fue Vicepresidente del partido de Ollanta Humala en el 2008 para luego ser el tercer Vicepresidente del congreso de la república, gracias al APRA y posteriormente formaría su propio partido. Álvaro Gutiérrez fue quién financió la campaña de Humala y actualmente es congresista por el partido Unión por el Perú.

Algo parecido sucedió cuando ganó Luis Alva Casto la presidencia del congreso de la república. Ese día, el periódico más importantes del país titulaba: “Votos tránsfugas dan el triunfo a Luis Alva Castro en el Congreso”. El problema del transfuguismo en el Perú ya se ha pretendido erradicar poniendo una sanción que consiste en la “Vacancia automática para quién deja de pertenecer al partido que lo llevó al Congreso o a un Consejo regional o Municipal”. La ley entró en la agenda del pleno en 2005, pero nunca fue debatida.

Para el politólogo Fernando Tuesta, detrás de los partidos políticos no existe el respaldo ciudadano que sustente su constitución como organización política nacional. Según él, se trata de pequeños esfuerzos que, en la mayoría de casos, tienen vocación localista y carecen de una dinámica partidaria, como discusiones ideológicas y democracia interna. Pero aduce que, al otro lado, está un gobierno permisivo que promueve la fragmentación política.

Los partidos políticos en el Perú demuestran que no se encuentran enraizados en la población. Que haya más de veinte, lleva a pensar a la gente que estos sólo se construyen con el fin de obtener algún puesto en el Estado, por lo que terminan por desconfiar de ellos y considerarlos innecesarios. Esto explica el informe del Latinobarómetro.


Por Arturo León

Vivir del recuerdo

No sólo unas fotografías sirven para llevarnos a épocas pasadas. Sino que Piura es una ciudad con historia y los muestran algunos lugares que nos sumergen 40 o 50 años atrás, farmacias, librerías y zapaterías. Será por el aferro al pasado de sus dueños o porque aun existe demanda para este tipo de lugares. En este reportaje, un recuento de aquellas tiendas que aun viven en el recuerdo.

Mientras don Juanquín trata de leer el pequeño papel arrugado, con esos lentes que a duras penas dejan verle los ojos, dice ¡riñón!; la señora algo pálida espera en una banca mientras el famoso farmacéutico camina hacia la parte de atrás del dispensario en busca de algunos químicos para hacerle uno de sus preparados.

Don Joaquín Córdova, mantiene aún esa vieja botica “Seminario y Guzmán” en la calle Tacna, ahora una zona altamente comercial en Piura. Junto con don Joaquín, José, su joven ayudante, todos los días esperan pacientes la llegada de enfermos a los que la medicina moderna no puede curar.

El viejo farmacéutico está en este negocio desde los 14 años, cuando producto de su orfandad decidió viajar a Sullana para ser el ayudante de un médico. Junto con el doctor y sus ganas de surgir, estudio a distancia la carrera de farmacopea, recetas de productos con propiedades medicinales, en la Universidad de Rivadavia Argentina.

Don Joaquín, se volvió muy conocido en Piura con la propagación de la viruela, ya que gracias a sus preparados la gente se salvaba de morir. Doña Mena Zapata, una de las sobrevivientes de esta enfermedad cuenta como Don Joaquín ayudaba a todas las personas aunque no contaran con dinero para pagarle.

Como este negocio; la librería Ubilluz muestra entre sus anaqueles la época y la tradición de la cultura piurana de antaño. Todavía muestra en sus vitrinas libros como “Kokito” o “Crimen y castigo”. Don Carlos, tiene más de 40 años en el negocio, y afirma que su competidor no son las otras librerías sino el internet, pues hace 7 años, ya la gente no compra libros como antes.

El señor don Carlos, atiende la librería con su nombre en la calle Apurímac; la otra librería Ubilluz ubicada en la calle Arequipa es de su hijo, a quien le cedió el nombre para que continuara con el negocio. Pero, comenta con pena que este no le pone las ganas que debería.

Don Carlos, un señor de pocas palabras, afirma que el secreto de su éxito se debe a la cordialidad con la que trata a sus clientes, pues no le vende lo que piden sino lo que en realidad necesitan. Sus ganas de trabajar lo obligan a abrir desde las 8 de la mañana hasta las 11 de la noche en un horario corrido, aunque dice también que así es la única manera de obtener alguna ganancia.

Según la alcaldesa Mónica Zapata, en su discurso de bienvenida a la Audiencia Pública Descentralizada: "Mypes, una oportunidad para la generación del empleo en la Región Piura"; en nuestra localidad hay más de 5 mil empresas de las cuales el 99% son microempresas, muchas de ellas familiares que iniciaron su negocio de manera individual y contaban con el apoyo de sus parientes más cercanos.

En todos estos lugares, el tiempo no ha pasado. Todos coinciden en que dejar su negocio acabaría con ellos, pues en sus tiendas se encuentra gran parte de su vida; por lo tanto, ninguno de ellos concibe la idea de alquilarlos o venderlos.

Tiendas como estas y personas como estas son las que nos hacen recordar la riqueza de nuestra ciudad.

Por Sandra Majail

Sabores de la ciudad

Linaza, boldo y alfalfa; sábila, miel y limón; piña, maca y algarrobina ¿Para qué son buenos?“Para el levanta muertos pues”, éstas fueron las primeras palabras que escuché cuando inicié mi recorrido por los puestos ambulantes de comida de Piura, un verdadero manjar para quienes no cuentan con presupuesto suficiente para ir a un Pardo's Chicken o a un Capuccino.

“Señito lleve choclos a sol. Un sol los choclitos calientitos con su mayonesa y ají”. Es domingo, 8:30 p.m., y Rosa García Peña está sentada en una banquita de la avenida Loreto, con su hija pequeña en brazos y con un balde con aproximadamente veinticinco choclos entre las piernas. Los choclos son grandes, graneados y lucen sabrosos y, como dice Rosa, aunque no obtiene una gran ganancia, gracias a esos pocos soles puede vivir.

“Me deja en la boca un saladito que me agrada”, “Apenas la como percibo rápidamente su sabor”, “Aunque las cremas no son muy espesas, tienen un no sé qué especial que me hacen disfrutarlas mucho”. Estos son los comentarios sobre las hamburguesas de don Ricardo Olaya, señor que de miércoles a lunes atiende en su puesto “sin nombre” ubicado en el Jr. Ica. Sus hamburguesas no solo son especiales y preferidas por su sabor muy agradable, sino también por su peculiaridad de venir en una bolsa plástica simple y de no tener amistad con las servilletas, lo que obliga a muchos a “chuparse los dedos”.

“No se puede pasar por el mercado sin salivar por las pancitas”. “Es imposible ver cómo las fríen y las doran sin antes sacar del bolsillo un sol cincuenta”. La gente piurana no solo acude al mercado para hacer las compras de toda la semana, sino también para dejarse llevar por el aroma de sus preparativos. Hay para todos los gustos: desde salchipapas, hamburguesas, anticuchos y picarones hasta las “pancitas”, cuyo tamaño les hace ser las más deseables.

Todo comienza a las 10 am cuando Milton Manchay, el primo de Leo, prepara la linaza, la alfalfa, la sábila, la uña de gato, etc. A las 6 p.m. Leo Adrianzén se lanza a la calle para tomar posición de la esquina Cusco con Sánchez Cerro. Invita a tomar, con solo cincuenta céntimos, un preparado a sus primeros clientes: el clima de la noche exige un emoliente caliente y el deseo de saborearla más, la respectiva “yapa”. Muchos, entre vaso y vaso dejan las botellas vacías. Pocos son los que no se aventuran a probar este extraño brebaje hecho de distintas hierbas.

Y se podrían enumerar muchos más…

La maravillosa cocina piurana ocupa el primer lugar en la gastronomía norteña y el segundo en el ámbito nacional, según el Diario Crónica Viva. La cocina piurana es famosa por la gran variedad de platos, la singular sazón, y sobre todo, la creatividad de su gente. Creatividad de los piuranos para buscar nuevas maneras de trabajo en este tiempo de crisis, creatividad de hacer aparecer el ingenio entre la necesidad…

La gente piurana aprovecha la diversidad de ingredientes gracias a los cuales, como afirma Gastón Acurio, nuestra comida peruana es considerada entre las mejores del mundo. Y ésta combinación de ingredientes económicos, el modo sencillo de preparación, el cariño de la gente piurana al atender y el esfuerzo por surgir poco a poco, muestran el lado humano de nuestra comida. Ésta es otra cara de la comida piurana: “la comida popular”.

“Mi esposa compra y prepara los ingredientes y yo me encargo de vender las hamburguesas”, cuenta Ricardo Olaya Antón. “Mi primo Milton y yo trabajamos juntos, él hace el preparado de las yerbas y yo salgo por las calles a ofrecerlas”, confiesa carismáticamente Leo Adrianzén Santos. “Mi hijita tiene todavía poco tiempo pero no quisiera que le falte nada, por eso vendo choclos”, revela Rosa García Peña. Así, todos convergen en detalles comunes: su creatividad y “éxito” está en sus necesidades de salir adelante, en sus esfuerzos del día a día.

¿Y la necesaria dosis de salud? Tomar el peruanísimo emoliente se ha convertido en una costumbre peruana. ¿Cuáles son sus encantos? “Para los riñones y dolor de estómago nada como la linaza; el boldo para el hígado; la cola de caballo y la manzanilla para desinflamar; miel, algarrobina, alfalfa, uña de gato, sábila para los problemas respiratorios y otros”. Dos años con las plantas han hecho que Leo Adrianzén encante a sus clientes no solo con sus ojos verdes, sino con la buena preparación de su “jarabe”.

Cuando se trata de satisfacer el paladar, las salchipapas, hamburguesas, alitas, mollejas y pancitas no pueden faltar. Muchos aseguran que es difícil dejar de probarlas, y que al haber caído en la “trampa”, no puede haber primera sin segunda. “Aunque no gane mucho, es difícil que al final del día me quede con algo. Lo bueno es que a mucha gente le provoca en cuanto lo ve, no solo por su cómodo precio sino por el saborcito especial”, cuenta Doña Ayddé Meléndrez de cincuenta años que se dedica a esta actividad.

En esta comida informal no puede faltar la típica “yapa”. Ésta se ha convertido en la mejor amiga de muchos clientes y es que, si no existiera, ésta comida no tendría su gracia.

***

Es un hecho: estos puntos de venta van aumentando en la ciudad y cada vez surgen más vendedores que recorren diferentes sectores de Piura. Lo que quedaría por saber es que si cuando Gastón Acurio afirma que los peruanos tenemos los mejores y más diversos productos del mundo, se refiere a esta comida popular, en la que se siente el calor del pueblo tanto piurano como peruano.


Por Priscila Guerra

Los reyes de la unidad

Ningún equipo ha logrado sus marcas. Todos ansiaban jugar contra ellos para poder jactarse, en el futuro, de haber jugado contra el mejor. Todo equipo que se le enfrentara era derrotado de forma abultada. Eran los dioses de aquella época.

Nadie los superó durante cuatro años consecutivos. Fueron los campeones entre los campeones y ahora solo les queda el recuerdo de aquellas tardes de gloria que vivieron hace más de 20 años, desde 1983 hasta 1986.

El equipo de básquet de la Unidad Vecinal fue fundado el 14 de noviembre de 1970 por seis amigos que vivían en el bloque vecinal. Solo transcurrieron cuatro años para que pasaran de la tercera división hasta la categoría superior y se mantuvieran por nueve años entre los mejores clubes de Piura. Eso hasta el año de 1983, en que pasaron de estar entre los mejores a ser el mejor equipo de básquet de Piura.

El equipo estaba conformado por Jaime Delema, Pedro Atarama, Luis Fernández, José Córdova y Miguel Montero. Cinco pilares que se formaron entre los bloques de cemento de la Unidad Vecinal, y que se hicieron mejores amigos desde muy pequeños, driblando y encestando aquella pelota de cuero que sustrajeron del coliseo Ricardo Lucio Espinoza en una noche de palomillada.

El entrenador de aquel equipo fue el maestro Hunter “fue como un padre para todos nosotros. Era muy bonachón, de ojos verdes y locuaz, pero a la vez muy exigente. Nadie nunca le reclamó su forma de entrenar. Los resultados lo avalaban” nos cuenta Miguel Montero.

Cada vez que jugaba la el equipo de la Unidad Vecina en el coliseo Jerónimo Seminario y Jaime, todo se convertía en una fiesta en aquel recinto. Pancartas coloridas, kilos de papel picado, banderas, globos. Había un ambiente de carnaval en todas las canchas en las que el equipo se presentaba. Niños, niñas, jóvenes, padres de familia, abuelitos, todos abarrotaban cualquier instalación para ver al equipo de la Unidad cuenta Hernán Carrasco, fundador del equipo de la Unidad Vecinal.

“No perdíamos casi nunca. En Piura no teníamos competencia” , nos dice Samuel, hincha del equipo que nunca se perdió un juego. “La mejor forma que teníamos los vecinos de alegrar nuestros días, era ir a ver al equipo los lunes, miércoles y viernes, ya que siempre nos regalaban una victoria.”

Lograr todo lo que lograron no fue una tarea fácil para los integrantes del equipo, ya que no solo se dedicaban a jugar básquet de manera extraordinaria, sino que tenían que lidiar entre los juegos y los estudios, o entre los entrenamientos y el trabajo.

Para el profesor Hunter no había excusa que valiera. “Si no llegabas a tiempo a los entrenamientos o, en el pero de los casos, no llegabas a los entrenamientos, no jugabas el fin de semana, y eso era una catástrofe para cualquiera de nosotros, ya que la competencia era tal que cualquier suplente podía reemplazarnos por el resto de la temporada” , nos cuenta Luis Fernández.

Nadie, hasta el día e hoy, ha logrado lo que aquel equipo logró de manera tan excepcional. No se ha llegado a ver nuevamente un conjunto que deslumbre cómo lo hizo aquel glorioso equipo de la Unidad Vecinal a mediados de los años 80.

Son considerados hijos de la Unidad. Las personas que llegaron a verlos jugar intentan contarles la historia de ese equipo a sus hijos, sobrinos o nietos para que la historia perdure generación tras generación hasta que llegue el día en que la gloria aterrice nuevamente por la Unidad Vecinal y la historia pueda volver a ser escrita con nuevos personajes.

Todos los catorce de noviembre se juntan en la nueva plataforma de la Unidad Vecinal aquellas glorias de los años 80, para celebrar un aniversario más del equipo al que tanto quieren, al que tanto dieron y que esperan pueda retornar al lugar del que nunca debió salir. La gloria.

Por Luis Absi

Fritos a fuego lento

El contrabando perjudica la economía piurana, sobre todo a los sectores más pobres de la región. Por un lado, los precios suben y el dinero no alcanza para las necesidades básicas de la población; por otro, el déficit económico exige a las empresas subir los precios de sus productos. El resultado: la población de bajos recursos se ve obligada a buscar alternativas de precios asequibles.

Ante esta situación, algunos deciden traer mercancía desde el Ecuador, lugar donde los productos son más baratos. Por ejemplo, el aceite que se vende en los mercados ecuatorianos a 3.50 soles el litro, en el mercado local se vende a 7.50 soles. Este negocio ilegal afecta obviamente la producción nacional de aceite, la cual representa, coincidentemente, una de las agroindustrias tradicionales de Piura.

Son alrededor de 400 toneladas de aceite las que ingresan cada mes ilegalmente desde el Ecuador. En efectivo, esto es cerca de un millón de dólares, lo que significa que el fisco deja de percibir por concepto de impuestos 200 mil dólares mensuales.

Pero ¿cómo acabar con el comercio ilegal de aceite, si es el sustento de buena parte de la población de escasos recursos? Pese a que la importación de aceite puede ser legal gracias al libre comercio, el producto foráneo prefiere burlar los trámites de la aduana para evadir los impuestos locales y los trámites de importación.

Por el norte de Sullana, exactamente en la zona de Macará, es por donde los vehículos ingresan cargados de mercadería ecuatoriana como aceite, manteca y harina a precios inferiores a los locales. Esto se debe a que en el Ecuador estos productos se encuentran exonerados del un impuesto a la venta. Ya en la región, los mercados de Piura, Sullana, La Unión, Chulucanas, Tambogrande, Paita, Talara y Sechura, están invadidos por productos de contrabando.

En esta zona los productos nacionales no pueden competir en igualdad de condiciones con el producto de contrabando, por ende las ventas han caído en más del 40%. Además, esta situación que se agravó en los últimos seis meses por la subida de precios en el mercado nacional.

El gerente de Ucisa S.A. (Empresa productora de aceites y mantecas), declara que sus ventas van en declive. Hace un año sus ingresos ascendían a 1,4 millones de soles al mes, y ahora alcanzan los 300 mil soles. Se calcula que en total las perdidas para la industria nacional superan los 3 millones de soles mensuales.

Sin embargo, entre enero y julio de este año la policía solo ha decomisado 914 litros de aceite, según declaró el jefe de la división policial de Sullana, Coronel PNP Luís Altamirano Hernández. Él afirma que el escaso número de efectivos del que dispone limita cualquier acción contra los traficantes. “El puesto de control de Aduana necesita refuerzos policiales para acabar con el contrabando. Se necesita un mínimo de quinientos policías para controlar toda la zona de frontera”, estima Altamirano.

“La situación se agrava cada vez más. Es tiempo de poner fin a este comercio ilícito que perjudica tanto a las empresas nacionales como a las arcas fiscales. Es imprescindible que las autoridades asuman seriamente sus roles y establezcan un plan estratégico conjunto para poner un alto a este flagelo que mina la competitividad de las empresas de la región”, expresa contrariado el presidente de la Cámara de Comercio y Producción de Piura, Reynaldo Hilbck.

Por Kattya Cañola

Parques... ¿de las leyendas?

“¡Un parque verde!”. Lo pensó e inmediatamente, sin dudar, lo dijo. No era un gran personaje, no era un adolescente ni un adulto, sino tan sólo un pequeño ciudadano piurano, sorprendido al ver un parque verde a espaldas del casi abandonado parque Quiñones, en Miraflores.

Año 2009. Los parques de Piura no son más que evidencia del olvido del gobierno piurano. Las plazas cercanas al centro de la ciudad, como la Plaza de Armas, el parque Miguel Cortez, el de Santa Isabel y algunos más, son los únicos que están en la mirada para los directivos del salón municipal; pues son de los pocos parques que tienen algún tipo de atención.

Caminar por Piura, más allá de su reducido centro histórico, por zonas algo más alejadas como ENACE, Ignacio Merino, Micaela Bastidas, Paredes Maceda, 4 de Octubre, Los Algarrobos, San Martín, San José, y muchos otros lugares, significa caminar por parques relegados y en deterioro.

¿Qué son los parques? Es una pregunta poco común entre nosotros. En realidad las personas no se detienen a pensar ni a filosofar acerca de la estricta definición de la palabra; que según el diccionario de la Real Academia es un “terreno destinado en el interior de una población a prados, jardines y arbolado para recreo y ornato”. Pero ¿reflejan los parques piuranos esta simple definición?

Estos lugares, según el arquitecto urbano Ernesto Mavila, son “el corazón de la ciudad”, donde late el flujo de la gente. Son lugares donde los pequeños pueden divertirse y donde los adultos pueden encontrar tranquilidad y esparcimiento. Siendo así, los parques deberían ser espacios de circulación con áreas verdes que sirvan como sitios de descanso y recreación.

Lo cierto es que los años transcurren y los parques piuranos son, en su mayoría, lugares descuidados y en mal estado. La mirada piurana se ha vuelto indiferente ante los juegos oxidados, las bancas deterioradas y los jardines secos. Esa es la verdad, la dura realidad. Los ciudadanos no cuidamos lo nuestro, y el gobierno no hace nada para contrarrestar la situación.

Las autoridades municipales afirman que impulsan el desarrollo, bienestar y seguridad de los vecinos en su misión colgada en la Internet. Pero los ciudadanos saben que los hechos valen más que las palabras, y que las obras no acaban con una ceremonia de inauguración.

Paradójicamente, mientras el gran listado de parques de la ciudad parece haber sido postergado y borrado de la agenda municipal, en los más altos cargos de la Municipalidad ya se coquetea y corteja con la reelección.

Aunque la desidia de las autoridades ediles sea una gran sombra, la esperanza de una mejor calidad de vida continúa presente. Y por lo pronto, está en manos de los habitantes norteños conservar lo poco que se tiene y trabajar para que los parques dejen de ser un sinónimo de carencia y dejadez.

Por Karla Curo

Antojos al (mal) paso


Como nos recuerda un comercial: “la creatividad peruana no tiene límites”. Esto es muy cierto, en especial si se trata de comida. Si Usted tiene hambre y sólo un sol en el monedero, tenga por seguro que en el Mercado Modelo de Piura encontrará la solución. Gastará un sol que le dará una sonrisa a su bolsillo, aunque hay quienes dicen que lo más seguro es que su estómago no le perdone nunca la fatal decisión.

En el mercado no hay orden ni reglas. No se necesita conocer el lugar para encontrar algún producto. Cada puesto parece como caído del cielo, sin una explicación lógica que divida este conglomerado en secciones. Tampoco hay que caminar hacia un lugar específico para encontrar algo de comida, pues vaya por donde vaya, es casi seguro que encontrará picarones, tamales, arroz con tollito, patitas, bocadillos o pollito con plátanos.

No necesitará ser Gastón Acurio y tener la tarjeta de un conocido banco para decirle que sí a sus antojos. Solo bastan unas cuantas monedas y saber ser un buen negociador. Cada día hay alguna nueva aventura culinaria en mercado. Una nueva mezcla o combinación extraña de cebiche, papa a la huancaína y tallarines; todo en un solo plato. Sólo podrá hablar hasta que se anime a probarla.

Desde las tres de la mañana, un grupo de personas llega con el tan conocido “Caldo de gallina”. Varios litros de la nutritiva sustancia se acaban en un abrir y cerrar de ojos. No hay una carta de precios. El “caldo de gallina” es accesible a todos los bolsillos. La “sopa de pata de toro” no tiene nada que envidiarle, porque también es uno de los platos más pedidos.

El tributo a la moneda peruana es claro en la comida. Huevos de Codorniz, choclitos, picarones, anticuchos, alitas, tortas, hamburguesas, majadito de plátano, patitas, papas rellenas, sí todo por un nuevo sol. Con la creatividad piurana, platos típicos con “el seco de chabelo” se adaptan a la billetera anoréxica y se convierten en un majadito de plátano de un sol, no importa que no tenga carne seca, porque nuestro amigo el pollo está para reemplazarlo.

Ellos saben que deben ganarse al cliente. Una papita más en el plato y conseguirán llamar la atención de las personas o la famosa “yapa”, que da la casualidad que es producto de más barras de hielo al juego. Sin embargo, si eso no funciona escucharemos decir: “a cincuenta nomás”, “pruebe los chifles”, “cebiche, amiga tengo cebiche” y demás expresiones conocidas.

La comida peruana tiene una gran variedad de sabores, y en el Mercado Modelo de Piura las personas se la ingenian para crear los propios. Mujeres, varones y niños trabajan todos los días en este negocio que parece ser el sustento de unos y el dolor de estómago de otros.

El menú del día es muy variado, y cada casero dice cumplir la promesa de cierta mayonesa y ser “el auténtico sabor de casa”. Entre el ruido de un singular grupo del momento con letras como “lárgate y has de tu vida lo que quieras”, cada uno come lo que más le gusta y al precio que esté dispuesto a pagar.

Todos los días y en diferentes momentos, varias personas son parte de esta surtido de sabores y aromas que solo necesita más orden y limpieza para progresar. Algunos se marchan contentos por todo lo que pudieron conseguir a tan poco precio, otros juran no regresar jamás.

Dos niños dicen vender todos los sábados las mejores empanadas de queso. Si les pregunta cuántas empanadas venden, le dicen que no lo pueden contestar; pero basta estar un minuto con ellos para darse cuenta de que ya no quedan más y hay que empezar a preparar. El aceite no es de los mejores, porque hay que ahorrar costos. Las empanadas cuestan cincuenta céntimos, valen un dolor de estómago, y hacen surgir la pregunta ¿qué tan seguro es para mi salud?

El Mercado Modelo, colorido y con mil sabores, está esperando satisfacer sus antojos sin necesidad de gastar tanto. Vaya con tiempo, busque un buen lugar, y sobre todo, muestre una amplia sonrisa. Tenga por seguro que le servirá para discutir el precio. ¿Tiene sencillo?

Por Lourdes Herrera

Tierra dulce en Piura

Descaradamente humilde. Así debería calificarse a la panela granulada, o azúcar integral, para los más orgánicos. De una consistencia arenosa, un color tierra nada apetecible y envuelta en plástico transparente con una etiqueta de dos por cuatro en el centro, la panela se ve sin gracia en medio de sus competidoras más refinadas. Nadie se atrevería a sospechar siquiera que detrás de esa apariencia modesta se esconde una tecnología que ha traído progreso notoriedad comercial a un pequeño pueblo de la serranía piurana con nombre de carro último modelo: Montero.

A tres horas de la capital piurana se erige este pueblito que hace seis años importó de Colombia la tecnología de la panela, con tan buena suerte que se ha convertido en uno de sus principales exportadores a nivel mundial. Incluso ha llegado a eclipsar a sus pares colombianos y brasileros en mercados como Italia y Francia, al exportar un promedio de 600 toneladas anuales.

Montero, por tradición un pueblo cafetalero, adoptó a la panela granulada no sólo por su rentabilidad -es más barata para el productor- o por su diferenciación comercial -es más natural que el azúcar que se vende en las bodegas-, sino porque es más resistente al clima y a las plagas. Y eso, en una zona con un clima tan cambiante como la sierra de Piura, se agradece.

Este agradecimiento vino en forma de bautizo cuando hace dos años Montero comenzó a llamarse a sí misma la Capital de la Panela y La Primera Ciudad Justa y Ecológica del Perú. Así en mayúsculas. Y también hace dos años se vistió de fiesta para celebrar el Festival de la Panela que este año tendrá lugar del 25 al 27 de setiembre.

Pero, ¿cómo empezó el éxito en un pueblito de la serranía piurana que antes se dedicaba a cultivar y producir para otros? “Por el impulso de especialistas del Programa Integral para el Desarrollo del Café (PIDECAFÉ), que nos hicieron abrir los ojos con el potencial que teníamos. Después tuvimos apoyo en los primeros contactos con la exportación”, recuerda Eliseo Tocto Yahuana, presidente de la Central Piurana de Cafetaleros (CEPICAFÉ), organización creada como respuesta a los ínfimos pagos que recibían los campesinos por sus productos.

“Comenzamos prácticamente de la nada y nos fuimos uniendo las pocas organizaciones de base que existían. Como no teníamos plata, nuestros primeros aportes fueron en quintales de café. Es así como el 19 de marzo de 1995 se logra formar CEPICAFÉ, que fue el primer paso que debimos dar para luego poder iniciar las exportaciones”, finaliza.

Y tanto fue el éxito que hace dos años decidieron aliarse con la Universidad de Piura en busca de mejoras a nivel productivo. “Como investigadores lo que hacemos es tratar de encontrar innovaciones en el proceso sobretodo desde el punto de vista energético, es decir crear una industria autosuficiente, para reducir los costos de producción y así pueda haber mayores márgenes de ganancia para los productores, y también una mayor producción de panela”, señala Daniel Marcelo, ingeniero encargado del proyecto de desarrollo de la panela granulada en la Universidad de Piura. “Ahora estamos en fase de construcción, luego se va a probar y de ahí pasará a formar parte del proceso de elaboración de la panela”.

A medida que el proyecto avanza, lo que buscan los productores es hacer conocido el producto a nivel local, “ya empezamos con Cossto, Don Vitto y Multiplaza. Ahora a nivel nacional estamos en etapa de negociación con Tottus. Nuestras plazas más cercanas serían Trujillo, Chiclayo y Lima”, cuenta Jennifer Robledo, encargada del proyecto de la panela en CEPICAFÉ. “En el extranjero la panela es muy codiciada, el reto es más bien acá”.

El éxito del proyecto ha resultado una bendición para toda la economía de Montero. La ciudad se ha visto inundada de progreso, su economía se ha agilizado y la población tanto urbana como rural ha resultado enormemente beneficiada. Si en el 2003 a los productores por un quintal de chancaca se les pagaba diecisiete soles, por la misma cantidad reciben ahora sesenta soles. Como bien lo explicó el actual alcalde Ramón Febré en la conferencia de prensa que se dio el lunes 14 en la Alianza Francesa con motivo del II Festival de la Panela:“Muchos están buscando invertir porque hay negocio”

“Esta unión entre los productores asociados a través de CEPICAFÉ, PIDECAFÉ con la asistencia técnica y la Universidad con el aporte en la investigación está logrando un buen producto”, finaliza Jennifer Robledo, y como queriendo darle más énfasis a su frase, se lleva a la boca un vaso de jugo especialmente endulzado para la ocasión.

Y mientras en un conocido supermercado local la panela granulada sigue pasando totalmente desapercibida, en Montero la fiesta recién empieza.


Por Fiorella Ferrari

Cómo hacerse rico sin ir a la universidad (pero estando cerca)

Casa de muñecas

En la mesa de mantel rojo hay papeles apilados, lapiceros tirados y botellas de yogurt a medio tomar. El desorden revela que quienes estuvieron allí se retiraron rápido y sin ordenar el más mínimo detalle.

Esta escena se repite casi todos los días en la casa de los Pereyra Briceño, una pareja de dos viejecitos que alquilan habitaciones a universitarias desde hace nueve años en la Urbanización Angamos.

Dalinda y Jorge son los dueños de la casa que tiene chispazos de un estilo barroco mal combinado, y en la que tienen siete habitaciones que son su sustento.

La aventura del negocio de la pensión empezó en el 2000, cuando los esposos se dieron cuenta de tres cosas: primero , la alta demanda de habitaciones para universitarios en la zona; segundo, que tenían un gran espacio desperdiciado porque sus hijos ya no vivían con ellos: y tercero, que no les vendría mal una dosis extra de dinero. El proceso se inició con una inversión de 25 mil dólares para la construcción del primer, segundo y tercer piso de la parte trasera de su casa, en la que se levantarían e implementarían los cuartos.

“Nos endeudamos, porque hicimos varios préstamos “, dice don Jorge pensativo.

Luego de casi seis meses de la construcción de los tres pisos, empezó la discusión para fijar los precios de las habitaciones. Se tenía que calcular el gasto de electricidad, el de agua, y la depreciación que iban a sufrir los cuartos. Finalmente los precios se acordaron así: 200 soles para el cuarto individual con baño compartido; y 250 a 300 soles para el cuarto con baño propio.

Los primeros inquilinos de la casa fueron en principio tres hombres, que para mal recuerdo de don Jorge, tuvieron que ser invitados a irse de la casa por su estrecha amistad con el alcohol. “Ese fue el detonante para empezar con las niñitas”, vuelve a afirmar la dueña de casa.

Las rentas de los cuartos de los Pereyra Briceño registran un ingreso mensual de mil seiscientos soles, de los que cuatrocientos destinan a la luz, doscientos al agua y cuatrocientos a la limpieza de la casa, quedándose solo con seiscientos soles de ganancia neta.

Los esposos afirman que sus instalaciones no son un negocio, y no lo ven como algo lucrativo, sino como un servicio en el que brindan ayuda a otras personas, porque si sólo quisieran ganar dinero el alquiler de los cuartos aumentaría alrededor de setenta soles, por la zona en la que están ubicados.

Los Pereyra Briceño son consientes que en los últimos años enfrentan mucha competencia, pero como se diría en marketing, tienen asegurado el mercado con tarifas cómodas y un público fiel a la calidez de su hogar.

Según don Jorge, sus alquileres no resultan tan rentables como otros, porque más que dinero ellos buscan llenar el vacío del hogar, y es mejor cuando se gana unos centavos al mismo tiempo.

A pesar de que han pasado nueve años luego de la gran inversión, los esposos dicen que aún no han recuperado su dinero pero lo que sí han obtenido a montón es el cariño y la gratitud de sus niñas.

La sazón como negocio

Mientras los Pereyra Briceño siguen con el alquiler de sus cuartos, “los Smith”, como popularmente se les conoce a Sonia y Jorge Smith, abren las puertas de su comedor para mostrar la llave de su éxito: la comida.

Sonia Vignolo y Jorge Smith son esposos y dan pensión alimenticia desde hace doce años. Dentro de la demanda estudiantil udepina, son los más solicitados. Su casa está ubicada en la avenida Country, Urbanización Angamos, y en su comedor se refleja su popularidad: doce mesas distribuidas a lo largo de la sala y el comedor llenas de comensales que esperan ser atendidos. Generalmente las seis mujeres encargadas de cocinar y servir no se abastecen con tanta gente. Rosita, una de ellas, ve cómo las mesas se van poblando cual panal de abejas.

Los Smith Vignolo atienden aproximadamente a 20 personas en el desayuno, 100 en el almuerzo y 50 en la cena, entre comensales fijos y esporádicos. Las tarifas de las comidas son tres, siete y cinco soles respectivamente ; es decir quince soles diarios, lo que haría un total semanal de noventa soles (sin incluir los días domingos), que a su vez son 360 soles mensuales por persona.


Tanto los Pereyra como los Smith han aprendido que el éxito de sus negocios no está en cuán económico ni en cuán caro este un servicio, sino en el cómo se trate a las personas. Los gestos, los detalles y las sonrisas son los que los hacen crecer.

Lo económico está en ahorrarse los malestares y lo caro en ofrecer una sonrisa radiante.


Por Alicia Urbina

Muy a la distancia... desde Piura


La Feria Tecnológica de la Escuela Tecnológica Superior (ETS) de la Universidad de Piura se inauguró por primera vez el 2002, cuando un grupo de profesores y alumnos del área sintió que era tiempo de sacar a la luz pública –no especializada- sus proyectos e investigaciones.

Sin importar si eran entendibles o no, los estudios se instalaron en la universidad con dos objetivos: convertir en práctica visible la teoría pesada de las aulas e intentar solucionar problemas de la vida real, explica William Zapata, Director de la ETS.

Un 40% de los proyectos nace en la mente de los alumnos. El otro 60% es descubierto en alguna página web, pero se reproducen con el compromiso de añadirles un toque personal.

Para Zapata, en ambos casos la teoría debe estar estrechamente vinculada a la práctica. Sin embargo, para la mayoría de estudiantes es más complicado explicar los principios que hay detrás de sus creaciones, o adaptaciones, que hacerlas realidad.

Uno de ellos es Luigi Castagnino, alumno del tercer año de la especialidad de Análisis de Sistemas de la ETS. Es el asistente incondicional del centro de cómputo de la Escuela, título privilegiado que le ha dado la autoridad suficiente para emprender uno de los proyectos más ambiciosos y novedosos que se presentarán el nueve de octubre en la Feria de este año: Touchless.

La idea está pensada para dejar atrás nada menos que al último lanzamiento de la marca Nintendo: la videoconsola Wii, que funciona con wiimotes o controles inalámbricos como los de la tele, pero que obedecen a los movimientos corporales de los jugadores en espacios de tres dimensiones.

En términos prácticos, los fanáticos pueden hacer que Mario Bross salte, corra o chanque tortugas con controles totalmente independientes, o propinar golpes certeros a sus anchas en el Box de Wii Sports, sin ser limitados por ningún cable.

La libertad en el juego está garantizada, y al parecer las ventas de Nintendo también. Desde que salió al mercado en el 2006, Wii se convirtió en el producto de mayor demanda de esta firma. Hasta el momento, más de seis millones de ejemplares han sido comprados en Europa.

Sin embargo, las posibilidades que ofrece la consola se quedarían cortas ante el proyecto de Luigi, quien asegura que Touchless –palabra inglesa que significa ‘sin contacto físico’- puede llegar hacer lo mismo que Wii y más, con tan solo una cámara web o webcam.

Este dispositivo, conectado a una computadora o incorporado a una laptop, puede reconocer y seguir el movimiento de cualquier objeto que quepa en una mano, siempre y cuando sea del color que se le haya indicado a la cámara a través de un programa gratuito que Luigi está terminando de implementar.

La consola y los controles Wii funcionan sólo con los videojuegos diseñados para esta tecnología. En cambio, el software que él desarrolla será apto para usarse en cualquier juego o aplicación instalados en una PC. Además, cuando las computadoras emulen juegos de Wii, las posibilidades se ampliarán.

Con Touchless los usuarios podrían hacer todo lo que hacen con el mouse, el cursor y el teclado, pero sin tocarlos: desde jugar Buscaminas hasta pasar diapositivas de Power Point, con tan sólo indicarle a la cámara qué color o colores seguir.

Luigi también explica que la consola Wii sólo puede reconocer cuatro wiimotes, mientras una webcam conectada a su programa podría seguir infinitos colores al mismo tiempo.

Al pensar en Touchless, Luigi pensó también en el bolsillo de los fanáticos. El precio de un kit básico de Nintendo Wii -consola y dos controles- bordea los 300 dólares y cada control adicional se obtiene por 75 dólares. Para usar Touchless, sólo se necesitaría una cámara web común y corriente y el programa, que por ahora es gratuito.

En esta alternativa económica, la libertad de movimiento también está asegurada, pero con un factor limitante: la oscuridad. Sin una cantidad de luz propicia, para la webcam el azul puede ser igual al negro.

Luigi no es el pionero ni el genio creador de esta tecnología. La encontró en Internet, luego de que Microsoft la lanzara en Estados Unidos el año pasado y de que comience a reemplazar al Nintendo Wii.

El producto de Microsoft, como el Wii, reconoce movimientos en tres dimensiones; el Touchless, sólo en dos: de lado a lado y de arriba abajo o viceversa. Luigi no le ha añadido al proyecto ningún aporte personal –más bien lo ha simplificado-, pero cree que con ser el primero que lo ponga en práctica en Piura, Perú, eso ya no hace falta.

Por Pierina Pighi