En el pasado proceso electoral en el Perú se presentaron 24 candidaturas a la presidencia de la república, el mayor número de candidatos en la historia de nuestro país. Es decir, se formaron 24 partidos políticos distintos. En lo que va del año, existen 87 propuestas de partidos políticos en el Organismo Nacional de Procesos Electorales. Ahora, ¿más partidos políticos nos aseguran que funcionará mejor la democracia? O en todo caso ¿aseguran mayor participación ciudadana?
En teoría la respuesta sería sí. Mientras haya más partidos políticos debería haber mayor actividades de cooperación y proyección social; más planes, ideas y programas que reflejen propuestas para el desarrollo nacional, y así podríamos seguir nombrando muchos más aportes, todos estos mencionados en la Ley de partidos políticos publicada en el año 2003.
Sin embargo, tenemos la peor evaluación de los partidos políticos, después de Bolivia, y el más bajo nivel de confianza en ellos. Tenemos también la peor percepción respecto al funcionamiento de nuestra democracia, comparada con otros países. Así lo publica el informe del Latinobarómetro del año anterior.
Si vemos el caso de Brasil, nos damos cuenta que en esta país tan solo se presentaron siete candidatos a la presidencia, de los más de treinta partidos políticos que existen. ¿Porqué en Brasil, el quinto país con más habitantes en el mundo, postulan siete a la presidencia, y en nuestro país lo hicieron más de veinte?
Según Sandra Orejuela, experta en comunicación política, no se les puede llamar “partidos políticos” a todas aquellas instituciones que cumplen con los requisitos para poder serlo. Esto debido a que un verdadero “partido político” es aquella institución que conserva unos ideales, una historia y unos fines específicos. Además debe realizar todos aquellos fines mencionados al principio. Orejuela afirma que los partidos políticos actualmente se encuentran en crisis, no financiera, si no por la percepción que tiene la población sobre ellos. Asegura que esta etapa comienza desde la época de ex presidente Alberto Fujimori.
“En el Perú hemos tenido ya más de diez casos de transfuguismo, muchos de ellos en la época de Fujimori, lo que demuestra que los partidos carecen de ideologías”, asegura Orejuela.
Los últimos casos conocidos de transfuguismo fueron los de los actuales congresistas Carlos Torres Caro y Álvaro Gutiérrez Cueva. El primer de ellos fue Vicepresidente del partido de Ollanta Humala en el 2008 para luego ser el tercer Vicepresidente del congreso de la república, gracias al APRA y posteriormente formaría su propio partido. Álvaro Gutiérrez fue quién financió la campaña de Humala y actualmente es congresista por el partido Unión por el Perú.
Algo parecido sucedió cuando ganó Luis Alva Casto la presidencia del congreso de la república. Ese día, el periódico más importantes del país titulaba: “Votos tránsfugas dan el triunfo a Luis Alva Castro en el Congreso”. El problema del transfuguismo en el Perú ya se ha pretendido erradicar poniendo una sanción que consiste en la “Vacancia automática para quién deja de pertenecer al partido que lo llevó al Congreso o a un Consejo regional o Municipal”. La ley entró en la agenda del pleno en 2005, pero nunca fue debatida.
Para el politólogo Fernando Tuesta, detrás de los partidos políticos no existe el respaldo ciudadano que sustente su constitución como organización política nacional. Según él, se trata de pequeños esfuerzos que, en la mayoría de casos, tienen vocación localista y carecen de una dinámica partidaria, como discusiones ideológicas y democracia interna. Pero aduce que, al otro lado, está un gobierno permisivo que promueve la fragmentación política.
Los partidos políticos en el Perú demuestran que no se encuentran enraizados en la población. Que haya más de veinte, lleva a pensar a la gente que estos sólo se construyen con el fin de obtener algún puesto en el Estado, por lo que terminan por desconfiar de ellos y considerarlos innecesarios. Esto explica el informe del Latinobarómetro.
Por Arturo León