Se inicia el día con el dólar a 2.88, desde hace varias semanas se ha mantenido estable. Ya van a ser las 9 de la mañana, es casi la hora de abrir la casa de cambio, todo está listo para empezar otra jornada de trabajo.
Juan Carlos lleva 20 años trabajando en el negocio del cambio de dólares, conoce de memoria lo que se hace en un día de trabajo, como todos comenzó como ambulante, corriendo tras los clientes. Pero después de tanto trabajo, desde hace dos años abrió su propia agencia de cambio.
Son ya las 9 y los bancos también han abierto sus puertas. En los carteles se colocaron los precios: la compra 2.88 y la venta 2.90. Se sacaron los dólares y los soles de la caja fuerte, los sellos, los lapiceros, las boletas y el cuaderno, en el que apuntan todos los movimientos de dinero, se colocaron sobre el mostrador, ahora sí los trabajadores están listos para la acción.
Los primeros clientes llaman para solicitar algunas operaciones: compras, ventas, pagos en el banco, préstamos. Otros clientes prefieren llegar a la casa de cambio a hacer sus operaciones personalmente, a revisar dólar por dólar para supervisar que todo está en orden.
Mientras unos atienden las llamadas, otros atienden los clientes que van llegando, otros salen con distintos rumbos, directo donde Juan Carlos los mande: al banco, a las empresas, a la casa de los clientes. Cada uno tiene la misma misión: satisfacer al cliente. Son necesarias siete personas para hacer que el negocio funcione.
La mañana avanza y los encargos se hacen más difíciles, los clientes piden fuertes cantidades de dinero. Julio, “el chato Guillermo” y “Coco” tienen que correr de cambista en cambista o de casa en casa para conseguir la suma que necesitan para no quedar mal con el cliente.
Junior, Marco y “Seminario” hacen largas colas en cualquier banco de Piura para hacer los pagos que se les encargue. Tras el mostrador Juan Carlos no se da a basto para atender los clientes mientras sella billete por billete antes de entregarlos y para apuntar este evento en su cuaderno antes que se olvide.
Ya han trabajado toda la mañana, todos están cansados de ir de un lado a otro, es hora de un descanso. A las 2 de la tarde todos se alistan para ir casa a refrescarse y a recuperar fuerzas para volver a la rutina que empieza nuevamente a las 4 de la tarde.
Hoy ha sido un día “movido”, con muchos encargos que cumplir, no todos pudieron resolverse en la mañana así que quedaron pendientes para la tarde. A las 4 en punto todos están listos para cumplir con las operaciones pendientes, falta solo tres horas para que acabe este día de trabajo, pero si quieren irse a casa contentos saben que aún tienen que esforzarse.
El movimiento de dinero continúa hasta que los bancos cierren sus puertas. La tarde se pasa rápido pero el trabajo aun no termina, falta lo más difícil, cuadrar la caja, felizmente todo está apuntado en el cuaderno, así ningún detalle se escapará. A veces el dinero no cuadra, falta o sobra dinero, así que será necesario tener mucho cuidado.
Son las 7:30 de la noche, por hoy las labores acabaron, después de varios días por fin la caja cuadró correctamente, así que todos podrán ir a descansar tranquilos a casa. Aunque es necesario estar atentos, quizá en los próximos días varíe el tipo de cambio.
Por Karen Gallardo
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